domingo, 30 de septiembre de 2018

Y QUE LA HAVANA O HABANA ES SORPRENDENTE.







Esto debería ser una novena a la virgen de la caridad del cobre, patrona de todos los cubanos, católicos y no tanto, digamos a los Santeros también les mueve, pero lo dejare solo en la experiencia vivida. 

Resulta que después de un año de trabajo en el bar numero 14 en el mundo y el numero 1 en Latino America y el Caribe en el horario estelar o en el de las putas, osea por las noches, me tocaba la Vacación, por tal cosa y como siempre sin tener un plan previo, mi querido padre insistió en que fuéramos a cuba, destino que no me emocionaba sinceramente y al cual todo mundo decía que con tres días era suficiente. Por angas o mangas decidimos ir cinco días y ha sido la mejor vacación en los últimos años. 

La llegada al aeropuerto de la Havana fue toda una experiencia, hacer una fila interminable para pasar por migración en algo que era un sótano y mas bien parecía la fila hacia el purgatorio, húmedo, caluroso y con unos módulos entre el registro de los judíos hacia los hornos de Hitler y la revisión de la visita al RENO (Reclusorio Norte); pasados unos 20 minutos que se sintieron como tres días, nos dirigimos a la banda de colección de maletas, en una escena de los Picapiedra en donde juro que creí que había unos puerco espines corriendo para hacer girar a la banda y unos monitos cilindreros aventando las maletas a esta. Ya maleta en mano e investigando si existía algún transporte que no fuera taxi hacia la Havana vieja (me gusta conocer el modus vivendi de el lugar al que voy), pues resulta que no solo en taxi, fuera lo mismo que en todos los aeropuertos pero con una mezcla de carros nuevos chinos, o rusos de los años sesentas y setentas como de película de James Bond, o antiguos de los cincuenta y cuarenta Ford, Galaxy, Buick, neto o te subías a un auto chino o te sentías Olivia Newton-Jhon en Grease; pues nos fuimos en un auto chino en el que te das cuenta de primera mano que no conocen el freno y que las líneas pintadas en el suelo son para transgredirlas, en menos de 100m el chofer recorrió los tres carriles de la carretera en un perfecto ángulo de 45 grados, como por que no . 

Si Migración ya nos había sorprendido, el Socialismo de primera mano nos atajo sin aviso, multifamiliares de arquitectura estilo Siberia pero a 38 grados centígrados, ropa tendida en cada balcón, carteles de Fidel y su hermano, paradas de autobuses o guaguas con cuantiosa gente, personas pidiendo ride para llegar a su destino. Ya en la entrada de la Havana vieja la arquitectura cambia, construcciones estilo Art déco deterioradas, a punto de derrumbarse pero habitadas por los oriundos de la Havana, mas ropa tendida al sol, uniformes que se veía, que era de el que trabaja en el hotel o la oficina de el banco, camisas blancas impolutas tomando su baño de sol sabatino, calzones, brasieres, sabanas, sobrecamas. Todo perfectamente ordenado en una sinfonía de colores y tamaños que daban el toque de realidad al lugar. 

Durante este trayecto, amenizado por el aire acondicionado y la escasa platica del conductor del taxi, mi Hermana, mi Novio y yo la pasamos en silencio.  El Hotel Plaza, esta en el Centro de la Havana Vieja, en contra esquina del Edificio Bacardi, frente al Parque Central, el Capitolio, a una calle del tan famoso Floridita (casa de Hemingway, y cuna del Daiquiri); el Hotel Plaza con un Lobby estilo Casa Blanca, con azulejos diminutos exagonales y jarrones que albergan palmeras, con paredes en color crudo y un bar que pasa desapercibido si no fuera por los vitrales en la cenefa de su barra. La atención de la recepción excelente, el check in rápido, sin tanto tramite, explicación precisa de días de estancia, hora del check out, horarios del desayuno y en donde sería, adicional al calido recibimiento, recomendaciones de donde cambiar Pesos Mexicanos por CUC y el “Corra por que tal vez ya cerraron el banco”.

Habitación triple, tres camas de colchones insufribles (pero a quien le importa dormir un poco incomodo si  a lo que va uno no es a dormir) regreso a los 50´s techos de doble altura dos ventanales de tres metros cada uno con los herrajes de esa época, bendito sea se puede fumar dentro de la habitación, pero si no quieres afectar a los no fumadores que te acompañan, tienes un balcón de lo largo de la habitación que para tu placer visual desemboca en la estación de bomberos, y la fachada lateral de el Hotel del Parque,  en el cual con un poco de suerte podría yo ver a alguien desnudo o teniendo la relación (cosa que no sucedió, lo mas que ví fue a un gringo obeso en calzones de manga larga inmensos que salió a fumar un día por la mañana igual que yo).

Contrario a la perspectiva que nos dio el trayecto aeropuerto-hotel nos topamos con un pueblo Cubano, alegre, feliz, contento, la amabilidad para el compatriota y el extranjero se hacia sentir, todos nos reconocían Mexicanos, (igual por mi cara de Calzonzin) pero con un “México Lindo y Querido” o un “Ahuevo” o el “quien no quiere a México que chingue su madre” nos amenizaron el trayecto por la calle Obispo hasta el banco. El cambio de moneda fue rápido, sin mas tramites que mostrar pasaporte y decir en donde me hospedaba. El cajero un Mulato hermoso con chino cerrado y piel sumamente humectada y sin imperfecciones (obvio no solo iba a instruirme como era eso de cambiar moneda).

Caminamos por toda la Havana vieja hasta el malecón, topándonos con Edificios mas viejos, mas derruidos otros en reparación y con un pueblo Calido, bien vestido y lleno de arte, ese arte callejero que se agradece, pintores, escultores, tiendas de souvenirs y mesitas que te ofrecen un mojito o algo para comer. Ya les contare en la siguiente que es un Paladar, que es mas barato y mejor hospedarse en un AIRB&B y que usted puede comprar Habanos directo en las cooperativas y así ayuda a el que lo lleva y al de la cooperativa.